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El uso de los rayos X en odontología

Los rayos X son una forma de energía que viaja en ondas y que tiene la capacidad de entrar en objetos sólidos, donde se absorben bien o continua para pasar a través. Los rayos X tienden a ser absorbidas por los objetos más densos, pero pasar fácilmente a través de objetos menos densos.

Los dientes y los huesos son muy densos, por lo que absorben los rayos X. Los rayos X pasan más fácilmente a través de las encías y las mejillas.  Es por eso que las mejillas y las encías aparecen oscuras y sin detalle en una radiografía dental, pero los dientes se presentan mucho más ligeros.

Restauraciones, como coronas y empastes, que son aún más densos que el hueso, se muestran como áreas sólidas, de color blanco brillante. La caries dental y caries (cavidades) van a aparecer en una radiografía como una mancha oscura.

✔ Rayos X y los pacientes
La mayoría de pacientes no experimentan ningún tipo de molestias cuando les toman rayos X. El tamaño y la situación del sensor marcarán la comodidad o incomodidad del procedimiento. Esta también depende del tamaño de la boca del paciente, mientras más pequeña sea más costará.
Pero el proceso de rayos X nunca debe ser doloroso, como mucho raro o incómodo. En algunos casos el paciente tiende a tener reflejos nauseosos que se deben comunicar de inmediato a el profesional a cargo, ya que ellos tienen el conocimiento para evitar este tipo de reflejos durante los rayos X. Los niños son especialmente propensos a este tipo de reflejo y suelen pasarlo un poco peor durante este tipo de procedimientos.

✔ Preocupaciones en relación a los rayos X
Hay una guía y unas regulaciones que marcan el límite de radiación al que deben exponerse las personas. Cada país tiene su propia regulación al respecto y se realizan controles para que todos los implicados las cumplan. Sin embargo, siempre se intenta exponer lo menos posible a los pacientes a los rayos X.

✔ ¿Cuántas veces se debe tomar radiografía a los dientes?
La necesidad con la que un paciente necesita rayos X, depende de la condición dental del mismo, en algunos casos su utilización puede llegar a considerarse una rutina. La frecuencia con la que ocurra esto, dependerá de su historial médico y dental y su estado actual. Algunas personas pueden necesitar rayos X con la frecuencia que cada seis meses. Para otros, los rayos X puede no ser necesario durante el tiempo de dos años.

En pacientes sin dental reciente o enfermedad de las encías y que tienden a visitar al dentista regularmente para chequeos, los rayos X se puede tomar sólo cada cinco años.